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miércoles, 8 de octubre de 2008

Esquiva Fortuna

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A Gargolita,
Aceitunera altiva.

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El fontanero de casa se llama Juan. Algo frecuente y hasta cierto punto normal, porque, vamos a ver, ¿ quien no conoce a un fontanero que se llame Juan?. Lo que ya no es tan frecuente, ni hasta cierto punto normal es que, con los tiempos que corren, la razón social que aparezca rotulada en su furgoneta de trabajo sea tal que : " Fontanería Fortuna".

Días pasados, recibí una solemne y formal invitación a comer en casa de Pedro y Antonia, matrimonio amigo. A ver si me explico. Me refiero a que ambos son amigos comunes míos. Entre ellos dos, son simplemente eso, matrimonio. En el mensaje del móvil, que sustituía al pliego de cartulina de papel berjurado, se me indicaba fecha ( sábado, por supuesto), lugar ( la casa de invierno), hora del evento ( "a eso de las dos y pico o tres de la tarde") y el menú ( rabo de toro estofado). También hacía alusión a los pertrechos que eran, no sólo menester, sino imprescindibles aportar: boca, hambre y unas palabras de agasajo que regalaran las orejas del cocinero/a. El rabo, me decía en el mensaje, lo ponían ellos.

Andaba presto a acudir a tan imprevisto festín, cuando las normas de la elemental educación y el recuento de meses con los dedos de ambas manos, me aconsejaron, con sabiduría y prudencia, que me tocaba ducharme. Ya que no habrás de poner nada en el banquete - me dije-, ve, al menos, limpio. Es lo menos que puedes hacer por unos amigos. Y dicho y hecho.

Aflojándome la correa del pantalón estaba, cuando ¡ oh, dios mío¡, miro, reparo, me fijo y encuentro con el suelo de la rinconera de la cocina, de líquido, cubierto.

Fue mi primer impulso - correa en mano, como estaba- ajustarle las cuentas a la mascota, pero cuando la serenidad de ánimo disipó la primera niebla de la ira, comprendí, por la magnitud de la inundación, que aquello era demasiada meada incluso para Mongui.

Y aquí es donde aparece Juan. Bueno, exactamente aquí y entonces no, pues se trataba de un sábado y de un fontanero que, como todos, no trabajan los sábados ni en caso de emergencia inundatoria de la mismísima Alcazaba, porque lo aprovechan para irse de weekend a la casita, con chimenea, que tienen en Abrucena. Pero a lo que iba. Que tras catorce llamadas fallidas y acabar por aprenderme de memoria la última de los Estopa, que es la que te sale en espera de llamada hasta saltar el contestador, ahí me tienes en pantalón corto, chanclas playeras y fregona en ristre.

¿ Fregona? ¡qué digo yo, :" la salvaora"¡. Jamás un adminículo tan humilde y poco ponderado, merece más el reconocimiento de la humanidad. Cuando próximos al comienzo de este nuevo milenio, las revistas científicas serias se devanaban en sesudas encuestas y trabajos demoscópicos a fin de obtener el criterio unánime del elemento que más había contribuido a la liberación femenina y a la igualdad entre sexos, recuerdo que acabaron proclamando vencedora, por k.o. técnico, a la píldora. Se basaban, según los sabios expertos, en que ningún otro invento había producido en la mujer un cambio tan radical, al permitirle controlar sexualidad y procreación, elevando ésta a un acto responsable que, separándolo del mero imperativo de impulso sexual, lo transformaba en conducta voluntaria...blá,blá,blá. Y no está mal, no. Pero ¿ que me dicen la humilde fregona?. Sí, sí, la fregona: ese artículo de droguería que, cuando lo compras, tanto cuesta introducir en el carrito del Carrefour y que acaba por enemistarte con el que te precede en la cola de la caja de pedidos de servicio a domicilio.

Y es que, ese día, comprendí que Manuel Jalón está necesitado de una estatua de cuerpo entero. Aquí o en Zaragoza. Es más, yo diría que cada pueblo y ciudad de España, deberían dedicarle una calle. Como a José Antonio o a Federico García Lorca, pues al fín y al cabo, todos inventaron algo, pero nadie como el riojano. Acostumbrado como estaba a tener el mundo a sus pies para lustrarle las botas y la vara de mando, no se arredró en convertirla en mocho para rescatar a nuestras mujeres del suelo para que pudiéramos admirarle las rodillas. Luego, como ellas son listas, se limitaron, simplemente, a pasar el testigo al homo erectus. Y aquí me tienes, recogiendo los ciento cincuenta litros del termo de VPC, que hacía aguas por la picadura del calderín.

Antonia, que por vocación y genética está siempre presta como el SALVAMAR, acudió en mi rescate y, entrada la anochecida, aparece con el "tape" de rabo de toro que dejó en su mesa mi inesperada ausencia. El aspecto, delicioso. Pero como uno es de pueblo y tiene confianza con los amigos, aunque desfallecido por las siete horas que duró el achique, tuve, sin embargo, la necesaria fuerza y coraje para hurgar en la entrepierna del marido antes de atacar la vianda; pues encontrando entero a Pedro y no siendo época de cartelera taurina, a lo más peor que podría ser, sería rabo de canguro. Y algo debió sospechar mi buen amigo, porque al despedirnos y agradecer con agasajo las dotes culinarias de su esposa, va y me dice: " ¡ hombre, p´a una cosa que tengo buena¡". Quiero pensar que se refería a su consorte....

Bueno, que me pierdo. Que estaba en lo del calentador y mi fontanero Juan.

A las nueve de la mañana, llega el artista (léase, el profesional de fontanería), y tras oscultar la panza cilíndrica del "paciente", emite su diagnóstico inapelable: " Pos esto va a ser que la cal, que es mu mala, ha picao el calderín". Hasta ahí perfecto, doctor, ¿...y?. "Pos que o cambiamos el calderín, o ponemos un calentador nuevo. Yo que usté compraría uno nuevo porque de haber recambio de calderín, va a salir lo comío por lo servío". Y tú, como ya llevas tres días sin agua en casa, te afeitas con agua mineral de Lanjarón y te lavas los dientes con gaseosa La Casera, le dices que él es el profesional; con lo que su profesionalidad se inclina por no complicarse la vida, porque el cliente es el que la tiene ya bastante complicada, y se va al almacén distribuidor por un calentador nuevo. Tan nuevo, tan nuevo, que hasta el precio ha variado ostensiblemente y cuando le pides que te de la factura para poder reclamar la garantía, va el tío y te dice que la garantía es él; que no te la puede dar porque lo ha sacado del distribuidor a su nombre y así su asesor fiscal se lo desgrava. Y en ese momento te preguntas si es que tú siempre has sido así, o es que te han visto cara de gilipollas; si has contratado a un fontanero o a un inversor bursátil, o si te controlas o lo ahogas escaldándolo en el calentador nuevo.

Aunque lo bueno estaba por llegar. Rompe el embalaje, arrastra el cilindro al rincón indicado y rosca dos tomas, la entrante de la general y la saliente para distribuir el agua calentada. ¿ Cuanto? ¿ Ha dicho seiscientos treinta y cinco euros?. Pues sí. Exactamente eso. Y entonces es cuando la confusión se apodera de tí, porque no aciertas a comprender si lo de "Fortuna" proviene de la rama paterna o de la profesional.

Como me pilla en situación comprometida y el interlocutor es un armario que me saca cabeza y tres cuatros, me acerco al cajero más próximo, que más que dinero me suelta insultos, pues la tarjeta de débito está hecha unos zorros. Aunque yo no me doy por enterado. O es que a ver si ahora vamos a tener que pensar que los Bancos son de ese tipo de instituciones que te regalan paraguas cuando sale el sol y te lo quitan cuando comienza a chispear. ¡Pues no¡. Si hay crisis hay que ser solidario. Como mi banco y como Juan, el fontanero, que por ayudar, hasta se ofreció a llevarse el calentador viejo...

Hasta ahí podíamos llegar, amigo. Este se queda aquí conmigo aunque no caliente, pero con la situación que se avecina no me vendrá mal para llenarlo de agua, sal, ajo y tomillo y echar en remojo unas aceitunas de cornezuelo.
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Y es que, cuando la crisis te muerde la pantorrilla,
o te las sabes ingeniar o te metes a fontanero.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Guárdame algunas de esas cornezuelas, me imagino que remojadas en un recipiente de tal solera pillarán su puntillo.

...mmm, será cuestión de probarlas!!

Anónimo dijo...

Es que el que vale,...vale!
Y si no sabes escurrir el bulto, pues escurres el mocho.

Yo siempre estoy dispuesta a demostrar mis habilidades y, con muy buena voluntad, lo mismo plancho un huevo que frio una corbata... ¡La intención es lo que cuenta!...¿No era eso?

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Comentario relajado de una visita al Puga: " Me puse a dieta, dejé el vino y la buena comida y en catorce días.... perdí dos semanas".

En tiempos de crisis una tarde de amigos sustituye a una tarde de toros o a una buena corrida.

La fortuna es una dama esquiva,
no es una cualquiera,
a veces es princesa
y en otras fontanera.
¡Agua va!

Un toro poeta. Me noto algo raro, un resquemor, un regomello, ¿será eso que dicen del "dolor del miembro fantasma"?

A ver si es que esto pasa de fraga a castillo ( me pido la Torre del Homenaje).

SYR Malvís dijo...

Hola, anónimo poeta.

Dices cosas muy bellas y ocurrentes y, sin embargo, hasta verdaderas. En lo único que discrepo es en eso de que en tiempos de crisis una tarde con amigos sustituye a una tarde de toros o a una buena corrida. De acuerdo en lo de tarde de toros, ¡ pero donde se ponga una buena corrida...¡

pallaferro dijo...

Hay alguna ley de Murphy que dicte que los escapes de agua se deben producir en sábado?

Anónimo dijo...

No, estimado pallaferro, lo que pasa es que la fontanería siempre está muy solicitada independientemente del día que sea, pues lo mismo se les llama por exceso de humedad que por no caer ni gota por unas atoradas cañerías. A mí, el jueves, el fontanero me desatascó y puso en funcionamiento el calentador y los grifos de toda la casa; por un módico precio...¿quién se baña con agua fría?...
¡La crisis no afecta igual a todas las profesiones!

Unknown dijo...

Amiga. Cuando la solicitud urgente de desatasco proviene de una dama, hasta la Ley de Murphy quiebra. Y, a veces, si uno es un caballero, aunque fontanero, ni se le cobra, ni Fortuna es capaz de esquivarla, pues a la oportunidad la pintan calva. Máxime en época de crisis.

Anónimo dijo...

No nos extraña que, augurando una buena corrida y maliciandose que la oportunidad la pintan calva, ya haya algunos pidiendose la Torre del Homenaje...¿Será quizás por la crisis?

KALMA dijo...

Buenos días: Muy bueno ¡Sí señor! La fregona es un invento español y la píldora "vaya vd. a saber". Hasta los accidentes domésticos, tienen su puntillo, sino pregúntaselo a tu amigo Juan ¡El del rabo! O mejor al del banco, jjjj. Un abrazo.

QUIENSEACUESTACONANA dijo...

Me ha encantado el cuneto y me he reído mucho.

Por cierto, al tal Juan ese lo conozco. compra los termos en ca´mi primo, que regenta una Chatarrería, y luego el muy bribón los pasa por nuevos. y para más inri suele jactarse de venderlos más caros que en la tienda.

Yo en cambio los suelo regalar, y solo cobro la mano de obra, que no la obra en mano (aclaración nada tiene que ver con la cazuela de rabo).

Un abrazo para todos y especialmención para aquellos que tienen y además son tan valients que pagan.

March dijo...

Una servidora es cuñada de fontanero, perdón , de un Técnico en Cañerías e Instalaciones Hidráulicas a domicilio y similares.Son gente honrada pero muy stressada, por cierto, o al menos éso dice mi hermana.La próxima vez vuelve a llamar al tal Juan , que lo de tener un jeta de confianza en la agenda da mucha tranquilidad; además , no es lo mismo que te robe un conocido que vaya usted a saber quién. Lo que cuenta es que el apéndice del morlaco estuviese para pedir el indulto del fontanero.Salud , amigo!.


Publicación 2006
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