Hasta el infierno de una crisis tiene sus cosas buenas. A veces nos roba unos años de vida, otras lo recobramos con la humildad que nos impone. Las gentes pierden sus trabajos y vuelven a su tierra desde donde partieron hace ya años en busca de, tal vez, de otra oportunidad y vivir de nuevo.
Aquel día me pasé por casa de mi anciana y solitaria madre. Un día más, pensé; un ratejo más para intentar dar esa compañía que necesita, que se hace eterna sin saber apenas como hacerla entretenida para los dos. La mujer ya necesita una ayuda, por lo que la asiste alguna señora que se pasa algún día por semana. Mi sorpresa se presentó al abrir la puerta y verla. Sí, allí estaba ella. Me ruboricé en un principio, pero ¡coño¡ - me dije-, tengo ya cincuenta y tantos tacos y todavía salta mi corazón como potro recién sacado de su cuadra. Sí, allí estaba ella, mi primer amor de juventud, recuerdos y más recuerdos pasearon por mi mente tan rápidos como un relámpago. Bailaban bien pegados nuestros cuerpos ardientes y llenos de pasión juvenil, con las melodías de voces rotas de algún italiano; paseábamos juntos por la noche cogidos de la mano y como testigo único la luna, y en algunas ocasiones hasta rozamos nuestros labios intentando darnos un beso de esos que apenas se veían en las pelis de dos rombos. Y es que con esa edad, dar un beso así era todo un triunfo para nuestros sentidos, los besos sabían a besos y las caricias a ternura. Esa noche ya no se dormía, no por la tensión acumulada, si no por si acaso al amanecer no lograbas luego recordarlo.
Pues bien, allí estaba ella. Para mi no había cambiado nada, pero la realidad me la ocultaban mis recuerdos. Nos saludamos aún más castamente que de jóvenes; la conversación inicial fue como una entrevista de trabajo tan vacía y sin importancia como estos tiempos de crisis. Creo, y no me equivoco, que no nos escuchábamos. En nuestra mente solo recordábamos esa pequeña gran relación que tuvimos y que por avatares de nuestra edad dejamos inacabada.
Un impulso me sobresaltó y también me sobrepasó, e intenté de nuevo besarla como si el tiempo no hubiera pasado desde aquel día que nos separaron los lugares de nuestros estudios. Y algo me puso los pies en la tierra. Sus palabras me hicieron más daño que mil lanzas clavadas en mi cuerpo: "Fernando aquello ya pasó". Pero sus palabras mentían, pues sus ojos me decían lo contrario, chisporroteaban como fuegos artificiales, como cuando nos conocimos aquel tan lejano día,¡¡pero hace de ello ya tanto tiempo!!. No me di por vencido; me giré y le di un beso que recibió mi mujer que a mi lado estaba abrazada por los suaves brazos de Morfeo. Creo que no besé en ese momento ni a mi mujer ni a mi antigua novieta. Besé a mi juventud, no sé si despidiéndome de ella o por recobrarla de nuevo… a mis cincuenta y tantos.
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Amanecieron nuevos días y no la volví a ver. No volvió a trabajar en casa de mi madre, porque no volví a soñar, pero no quería que este sueño fuera más que un sueño y como tantos otros perderlo, porque soñar, en esta vida, es tan bello como vivirla,en ocasiones los sueños nos ruborizan cuando despertamos, pero decía Calderón que los sueños, sueños son.
Pero que bonito es soñar,aún estando despierto,
Os deseo a todos felices sueños.
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15 comentarios:
No para despedirte de ella sino para recobrarla, porque la juventud siempre esta ahí (aunque el cuerpo sea viejo), pero nos la tienen prohibida y por eso la olvidamos. Siéntete feliz, hombre soñador, porque has conseguido agarrar un instante de juventud y sabido recrearlo. Un bonito relato rescatado del mundo de lo onírico y unas preciosas fotos si tú no salieras en ellas. Un abrazo, Esca
Yo también suelo ser feliz cuando sueño, pues de hecho, es vivir una realidad donde todo es posible y donde no existen los prejuicios...
Soñemos, pues!
Sea en sueño o en vela, efectivamente estas situaciones de encontrarte con amores de juventud hacen a uno -digamos- sentirse vivo.
Sea primavera, verano, otoño o -como tu anciana madre- invierno, pienso que nuestra existencia es una continua búsqueda de situaciones que nos aporten amor y felicidad. Y, como digo, sea en sueño o en vela.
Un abrazo a mi "Perseguidor de Esencias" preferido!
Que digo yo... Si con la juventud no pasará como el suelo en otoño, que permanece donde siempre estuvo pero las "hojas caídas", las "hojas de la vida vivida", lo tapan y nos parece que ya no está.
Aunque, a veces, sopla un vientecillo, arrastra las hojas y volvemos a contemplar ese suelo que sustenta nuestros pies.
De todos modos, aunque no sople "viento", aunque las hojas sigan ahí, caminaremos sobre ellas presintiendo lo que hay debajo. Porque sobre ese "suelo" hemos construido nuestra existencia y sin él no somos nada.
Salud y fraternidad.
Conocí de cerca una pareja octogenaria en un pequeño pueblo de Soria. A su edad recuperaron una relación de juventud. Él era viudo y tenía hijos que le prohibían,infructuosa y tenazmente, ese amor recuperado.
Siempre me produjo una sensación de ternura y lamenté levantar acta del fin de su idilio el día que ella se fracturó una cadera.
Somos lo que hemos vivido, lo que vivimos y lo que revivimos
Un abrazo y que en 2014 vivamos y revivamos los mejores sentimientos y momentos
Hola chicos,por suerte los sueños no son propiedad de nadie,el soñador simplemente se apropia de ellos cuando a veces quedan recuerdos de ellos,pero no es consciente de su subconsciente cuando su consciente
descansa,parecerá que lo que estoy diciendo es un trabalenguas,pero los sueños que para mi,es relajar la mente inquieta,no tiene prejuicios como dice Baruk,es por eso por lo que en los sueños nunca se peca contra lo establecido por esos dogmas impuestas por puretas y santones,es una mente abierta y libre,lo peor es despertar y darnos cuenta que la realidad está llena de represiones ¿contra natura?pues no lo se,estamos sometidos por los códigos de conductas impuestos por otros.
Me he liado
Un saludo Esca
Pues para liarte, te has explicado muy bien. ¿Será que cuando soñamos, realmente se despierta esa fuerza verdadera, que no conoce fronteras, que no se antepone límites y que apunta siempre a la universalidad de todo?. Si compartiera el cinismo de Quevedo, pensaría que los sueños, sueños son; pero como no lo comparto, creo que no hay mejor manera de entender la vida que dejando hablar a los sueños. Mis felicitaciones más sinceras al autor, no sólo por lo transmitido a través de un medio tan limitado como es el lenguaje escrito, sino también por la hermosa expresividad de las fotografías que lo acompañan.
Ah, y un fuerte abrazo a todos, esperando que sea el primero, pero no el último que nos demos en este año que recién acaba de comenzar.
Sabes Caminante....me ha costado mucho que un sueño muy particular mio saliera a la luz,las interpretaciones son tantas como tantos lo lean ,es lo que tienen los sueños,libertad,pero lo que realmente soñé fueron sentimientos aplicados por mi consciente una vez despierto a una historia,pudo ser cualquier historia pero su esencia es esa juventud,que fué con quien realmente soñé.
Un saludo Esca
Un jubilado que sirvió a la patria en Marruecos, reencuentra a su exnovia ya viuda tras más de cuarenta años por medio de internet. Vuelve a Marruecos a buscarla y retoman su antiguo amor. Ella es ciega.
Yo sueño con un mundo donde haya un amor así.
Abrazos.
Hola! He aquí mi realidad ¡Se me han roto los 2 ordenas de casa! Y otra realidad, además hay quien no me coge el móvil (jaja).
Los sueños, los sueños son tan perfectos como hechos a medida, son la más bella compañía, en ese tiempo de espera de cada día, entre el metro y el autobús cómo no imaginar, cómo no soñar, hay sueños tan mágicos que permanecen en el recuerdo por siempre, cómo si se hubiesen vivido y es que la cabecita es lo que tiene, a los taitantos¡Mucho más!
Un besote.
Sueños. También a mí me gustan los sueños, aunque pienso que en cierta manera soñar nos enfrenta a la falta de sortilegios que la rutina de los días nos roba descaradamente.
Gracias por leerme y comentar.Leí encantada el texto que me dejaste en mi blog.
Un abrazo.
No he comentado nada sobre esas imágenes,la fotografía es lo que tiene recoge momentos,apenas un instante pero que le hace eterno.
Cuando estoy deprimido,por lo que me rodea,y Mi Pilonga lo sabe bien,soy de alma frágil que lo voy a hacer,ese abrazo como tantos otros me ayudan a superarlo y me reconfortan el alma,me saben a gloria bendita y por mi interior me recorre solo un pensamiento que susurro al oído a mi Pilonga,Tu y yo y el mundo nos sobra,como deciros que después de un sueño como este relatado,empieza otro cuando despierto,y es que Mi Pilonga es otro sueño pero real.
Un saludo a todos y gracias por soñar.
Esca
En la cima de Los Bañales, sentado sobre los restos del poblado ibérico que precedió, en mucho, a la colosal excavación del foro románico y sus termas y acueducto, recientemente aflorados, Baruk y Pallaferro supieron captar una puesta de sol que parece un sueño, y, además, ese otro Sueño real del que tu disfrutas con tu Pilonga. Y la verdad,... no sé por qué, ya que tú eres mi peor pesadilla.
Un abrazo de rumrum.
Esos abrazos son tan bonitos, tan tiernos tan entregados. Los de Pilonga. No es de extrañar que te reconforten.
Más que un sueño me parece una fortuna vital la que tienes, Esca.
Enhorabuena.
Simplemente, Gracias Mara,
Un saludo Esca
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